Donald Cusimano y su guitarra Contreras

Donald Cusimano

Una mañana luminosa de sábado acompañé a Donald a  la guitarrería Contreras. Antes de traspasar la puerta, él me miro cómplice y guiñó un ojo “Con respeto, baby. Como si entraras en la sacristía”. Hablaron ellos, Pablo Contreras y Donald Cusimano. Orgulloso el uno de sus excepcionales guitarras, más orgulloso el otro de tener uno de esos tesoros en el salón de casa.

Charlando después, una terraza del Madrid de los Austrias como escenario, me contaba que escuchó, por vez primera, una guitarra española cuando tenía 10 años. Transcurría la Feria Mundial de Nueva York de 1964. Hasta ese momento había sido, a lo que parece, más de los Beatles. Pero del Pabellón Español, en el parque Flushing Meadows-Corona, recordaba, además de la Dama de Elche, Velázquez y Miró, el flechazo por España al escuchar a la guitarra a Andrés Segovia. El remate fueron los cuadros flamencos de Manuela Vargas y Antonio Gades. La suerte estaba echada.

En el curso académico del siguiente año, un javeriano animoso pulió su español en el Xaverian High School de Brooklyn. Tan entusiasta era el fraile que se trajo a su  grupo de neoyorquinos adolescentes a Granada. En los Jardines, con nocturnidad y sin alevosía,  porque aquellos eran otros tiempos y estas cosas se podían hacer, Donald Cusimano, tocó “Recuerdos de la Alhambra” de Francisco Tárrega. La cinta de casette resistió sus mudanzas y residencias a lo largo de once países. La custodia ahora el disco duro de mi ordenador.

Al aplicado joven de Brooklyn se le resiste un poco un traste, solo un poco. Por lo demás, impecable. Y esa es la parte que más me emociona porque cuando la escuchábamos él se tronchaba.  Mejoró con los años, con el estudio, con el esfuerzo, con el trabajo. No se puede ir por la vida ofendiendo a compositores cargados de talento, decía. Resumiendo, hay que tocar y tocar, hasta que eres uno con la guitarra y surge la magia.

Guitarra Contreras de Donald Cusimano

Donald Cusimano amaba sus guitarras. El brillante ejecutivo de impecable trayectoria internacional en el mundo de los vinos, aquel cuya cabeza sabía cuadrar el trabajo de viñedos y bodegas con la emoción que proporciona asomarse a una copa de vino, tenía el corazón de música.  Porque intuyó, desde niño, el vínculo entre la música y el amor, y con ese duende vivió.

Tuvimos poco tiempo, la verdad. Pocos años para tanto que vivir y de lo que hablar, y tanta música por escuchar. Los regalos llenos de amor que te hace la vida son así. Llegan cuando menos te lo esperas y, a veces, se van demasiado pronto. Su recuerdo, envuelto por la música,  acompaña el transcurrir de los días en su ausencia.

Fue uno de vuestros más esmerados embajadores. Lo hizo, como siempre, con pasión y amor. Y mucho sentido del humor. Gracias por querer honrar su memoria en la guitarrería.

Elena Marquínez

Directora del programa «Estamos Como Queremos» – Radio 5 RNE

Madrid, 27 Abril 2021


DONALD CUSIMANO

(por Victoria Velasco)

Conocimos a Donald Cusimano en la época en que fue director general de las prestigiosas bodegas Abadía Retuerta, de la Ribera de Duero, entre los años 2003 y 2009.

Amante de los buenos vinos y de la guitarra española era un hombre educado, inteligente y amable. Nos visitaba con cierta frecuencia y se hizo muy amigo de Pablo Contreras quien era, además de un gran lutier, un gran amante del jazz y también del buen vino. Juntos fueron a algunas catas y les gustaba pasar largas horas en la guitarrería hablando de esos temas, de la elaboración del vino, de la construcción de guitarras… Recuerdo que a Donald le gustaba saber, conocer los detalles. Para ambos eran muy placenteros esos encuentros.

En el año 2005 uno de los caldos de las bodegas consiguió un prestigioso premio al ser considerado “El mejor vino del mundo” en el “International Wine Challenge” de Londres y Donald quiso celebrarlo encargándonos una guitarra de concierto que por supuesto hicimos a su gusto.

Se le construyó una guitarra a mitad de camino entre clásica y flamenca negra, con una preciosa tapa de pino, barnizada matizando muy poco su color natural sobre la que resaltaba un bellísimo mosaico de un negro intenso, y con la que quedó encantado.

Nos envió también por aquellos días una caja de botellas del vino ganador que he de decir que era realmente exquisito.

Hace unos cuatro años tuve la grata sorpresa de recibir noticias de su sobrino, Tom Cusimano, heredero de los buenos gustos y aficiones de su tío, y que me envió algunas fotos de aquella guitarra de Donald queriendo  conocer algunos detalles más sobre su calidad e historia. Me contó entonces que Donald falleció en 2014 y que siempre guardó un entrañable recuerdo de Pablo Contreras y de nuestra guitarrería.

Agradezco enormemente a Elena Marquínez haber aceptado mi invitación a ser la voz escrita de los recuerdos y momentos que compartieron Donald y ella en torno a la música y a la guitarra.

Y a Tom Cusimano,  por ponerme en contacto con Elena y aportarme además esa entrañable foto del día de su boda con el brindis y la inolvidable sonrisa de nuestro querido amigo Donald Cusimano.

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