Para hablar de mi historia con las guitarras Contreras, he debido devolverme en el tiempo a las memorias compartidas con tantas y significativas personas de mi juventud.
Por supuesto como estudiante de guitara en un país como Colombia donde recién se estaban abriendo espacios para la formación musical para los jóvenes guitarristas, donde los conciertos eran no tan numerosos como en las grandes capitales europeas o incluso de países vecinos, por supuesto tener una excelente guitarra era algo también muy especial.
Para ese entonces la influencia del maestro Ramiro Isaza quien había llegado de Francia en donde había estudiado con el emblemático guitarrista español Alberto Ponce, fue definitiva en mi formación estética.
Efectivamente el maestro Ramiro fue una persona muy apasionada en sus gustos y puedo decir que sus dos grandes amores, aparte de su familia, fueron su maestro Alberto Ponce y la guitarra Contreras. Del maestro Ponce Ramiro siempre destacó su robusto y característico cálido sonido. Precisamente esas características tal vez inconscientemente fueron las que él buscó y encontró en su guitarra Contreras que lo acompañó hasta su fallecimiento.
Esas dos influencias generarían en mí la misma búsqueda.
Así que una vez me gradué de la universidad, en Bogotá, viajé a estudiar a Francia. Al estar ahí se me facilitó la oportunidad de viajar a Madrid para, por fin, poder acceder a una linda guitarra Contreras como aquella de quien mi maestro estaba siempre muy orgulloso y de la cual muchos maestros reconocidos como el maestro uruguayo Abel Carlevaro eran fieles y confiados ejecutantes. Además, hablando de este importante maestro, sabemos del profundo interés que tuvo por explorar la ampliación y proyección del sonido de la guitarra, encontrando en Manuel Contreras un cómplice receptivo de sus inquietudes sonoras. Esto les llevó a crear una guitarra en forma diferente y con otros espacios de apertura para el sonido. El maestro Carlevaro se convirtió en un adalid de este nuevo modelo de guitarra Contreras.
Pero volviendo a mi historia, al poco tiempo de llegar a París, decidí que para poder estar a la altura de todos los demás estudiantes debía también tener una excelente guitarra y sería la oportunidad para por fin, tener una guitarra Contreras. En ese entonces el gran guitarrista argentino Miguel Angel Girollet vivía en Madrid. Yo había conocido al maestro Girollet en sus conciertos en Bogotá los cuales presentaba con su guitarra Contreras. Todos encontraban que su sonido era precioso, cálido y muy nítido.
Desde París entonces le llamé y le comenté que pensaba adquirir una guitarra y le pedí si me podría acompañar para asesorarme en esta nueva adquisición. Él, con toda la generosidad y desinterés que le caracterizó en su vida se mostró muy entusiasta y afirmó que estaría encantado de que fuésemos al taller del maestro Contreras a mi llegada.
Así fue que un viernes compré mi tiquete de tren de precio de estudiante y viajé toda la noche desde París a Madrid.
El sábado entonces nos reunimos en la Puerta del Sol y fuimos a la Calle Mayor 80, sitio donde se encontraba el Taller de Contreras. El maestro Manuel nos recibió con calidez y sencillez; y yo estaba deslumbrada de estar rodeada de tantas guitarras tan lindas. A esa reunión se unió mi querido compatriota Andrés Samper, quien se encontraba precisamente estudiando con el maestro Girollet en ese momento.
Después de varias horas de ensayar muchas guitarras, nos inclinábamos con el maestro y Andrés, a que la guitarra que mejor se adaptaba a mi forma de tocar era la guitarra de modelo “doble tapa” que también usaba el maestro Girollet. Finalmente me decidí por esa guitarra y pude regresar a Paris el domingo para estar el lunes de vuelta con un bello instrumento que me ha acompañado desde entonces en todas mis grabaciones, viajes y conciertos.
¡Me siento siempre feliz y agradecida de tener una guitarra Contreras que se adapta a todos los universos de la música!
¡Larga vida a las Guitarras Contreras!